CODIGO DE ETICA DE LA
SOCIEDAD MUNDIAL PROTECTORA
DEL GALLO DE COMBATE
Por el Biólogo Ricardo Pedraglio F.
Como en cualquier institución, en la "Sociedad Mundial Protectora del Gallo de Combate", los criadores y galleros en general, debemos entender que fuera del entusiasmo e independiente a la pasión por la afición que nos une, hay que considerar el hecho de convivir con personas que muchas veces son ajenas a nosotros y que cada persona es un mundo diferente, con sus propias ideas, conceptos, problemas y actitudes que pueden ser mal vistas por los demás. Cuando se forma una nueva institución que reúne a un grupo de aficionados y amigos, normalmente nace bajo una atmósfera de buenas relaciones, buenas intenciones, amistad y fines comunes. El problema viene cuando el número de asociados o “amigos” comienza a crecer e ingresan personas desconocidas para algunos miembros antiguos. Cada nuevo individuo, ingresa con cierta timidez, pero una vez que esta va teniendo confianza, irá tomando “adeptos”, ya sea por que tiene una mejor locución, conocimiento del tema, situación económica o tiene la posibilidad de importar ejemplares de excelente calidad o si tiene carisma y es muy activo. Lo más probable es que desplace al grupo fundador o más antiguo de dicha institución. En es te momento normalmente viene el resquebrajamiento de dicha institución por imposición de cambios de los ideas, conceptos y costumbres con las que nació su institución.
Lo mismo ocurre en el caso de los FOROS de gallos de pelea, pero en donde a diferencia de los Clubes, Asociaciones o Instituciones en general, no se puede sancionar a las personas, salvo anulando sus correos. Los FOROS nacen con la finalidad de relacionarse entre galleros y criadores o aficionados en general, para dar a conocer sus experiencias, conocimientos, intercambiar o comprar reproductores. Dando como resultado final el realce del nivel cultural en gallos y el mejoramiento de nuestras crías.
Por ello toda institución debe de considerar desde el principio, tener sus propios reglamentos. Pero también debemos considerar “El Código de Etica y las Normas de Convivencia”, si queremos que la institución tenga muchos años de vigencia y armonía.
Concebimos la disciplina como la capacidad de seguir normas o procedimientos de manera conciente, voluntaria y perseverante, para alcanzar un determinado fin que se entiende como bueno, y al cual la persona se adhiere libremente. La disciplina, en ese sentido, es un medio, no un fin. Es una capacidad que se desarrolla de cara a dos fines fundamentales: fortalecer la propia voluntad ayudando a la persona a alcanzar el señorío sobre sí mismo y, en segundo lugar, facilitar la creación de espacios de encuentro personal y convivencia marcados por el respeto y reverencia hacia los demás así como la búsqueda del bien común.
El crecimiento en la propia disciplina está ligado así al crecimiento en la propia libertad poseída. Se trata de una capacidad que debe ser educada progresivamente pasando de una orientación externa a una actitud interior referida a la conciencia del bien que se busca alcanzar. Así entendida, la disciplina no se agota en el cumplimiento más o menos pasivo de normas observables. Va más allá, al compromiso libre, a la aplicación entusiasta de la voluntad al fin que se percibe como bueno, y por el cual se está dispuesto -si se diera el caso- a la postergación o renuncia de satisfacciones inmediatas.
La disciplina no se agota en inducir conductas 'correctas' en los miembros o personas dentro de un espacio y un tiempo determinado, sino que debe fomentar el desarrollo del criterio moral, la capacidad de obrar Coherentemente con los principios y valores propiamente humanos. La educación en la disciplina pasa entonces por la formación del criterio y el fortalecimiento de la voluntad.
Las Normas de Convivencia no son un fin en sí mismas sino una herramienta útil, entre otras, para favorecer ese aprendizaje esencial y el desarrollo o crecimiento y desarrollo normal. Cumplen, además, la función de establecer, con el derecho que le asiste a toda institución, Ciertas reglas de comportamiento, mínimas pero indispensables, para favorecer las condiciones más oportunas para la convivencia y para el aprendizaje.
Las normas de convivencia que se siguen son las más elementales para que cada individuo o miembro pueda alcanzar su propio crecimiento como persona y sea promotor del bien común, así como constituyen las exigencias mínimas para que las instituciones puedan asumir adecuadamente su labor formativa.
NORMAS DE CONVIVENCIA:
PARTICIPACIÓN. Activamente y responsablemente en nuestra vida cotidiana y en la medida de las propias capacidades y posibilidades.
RESPETO A LAS PERSONAS. Tratar con respeto y dignidad a todos los miembros de la comunidad o institución.
APLICACIÓN Y OBEDIENCIA. Cumplir con todas las obligaciones correspondientes, tareas encomendadas y las indicaciones dadas por los superiores.
RESPONSABILIDAD Y HONESTIDAD. Cumplir con los compromisos asumidos y la palabra empeñada, responsabilizándose por la consecuencia de los propios actos.
ORDEN Y CUIDADO. Cuidar el orden en las instituciones y velar por el buen uso de las infraestructuras.
INVOLUCRAMIENTO. Asistir puntualmente y participar adecuadamente en todas las actividades programadas, mostrando un comportamiento correcto durante su desarrollo.
RESPETO A LA INSTITUCIÓN Y RESPONSABILIDAD. Asistir a la institución correctamente, bien presentado, de acuerdo a las pautas establecidas.
Para la Sociedad Mundial Protectora del Gallo de combate.