LA SOBREVIVENCIA A PUNTA DE PATAS Y CACHOS

LA SOBREVIVENCIA A PUNTA DE PATAS Y CACHOS

En la cancha se ven los gallos

La vida se juega en la rueda y unos pesos se apuestan en las tribunas. Las peleas de gallos son más que picotazos, violencia y sangre. Simplemente, son la vida o la muerte.



José Miguel Jaque diario La Nación de Chile.





La pelea empieza con el ‘careo’, el frente a frente, donde los dueños sujetan su ave a centímetros de su contendor, para que lo reconozca y empiece a sentirlo, retarlo, tal vez odiarlo. Ya en el ruedo, los ‘bichos’ arremeten contra su rival con las patas y los cachos, que tienen una extensión de plástico. En Chile no se utilizan las navajas ni las espuelas de metal como en otros países. “Es menos sangriento”, dice un “gallero”. En 12 minutos, los gallos tienen que dejar a su rival tirado en la tierra al menos durante los 30 segundos que tarda el conteo del juez, aunque también se da por perdedor al que se arranca y rehuye el combate. Si no hay vencedor en el tiempo establecido, hay tablas.

“La pelea de gallos es un acto duro, fuerte y violento porque el ave lucha por sobrevivir”, explica tranquilamente Carlos mientras recorremos la cincuentena de jaulas que abarrotan el patio de su casa. “Si tú nunca has visto una, puedes quedar espantado. Pero si estás familiarizado con los ‘bichos’, sabes de qué se trata”.

Según cuenta, aproximadamente un diez por ciento de los gallos no se levanta más tras la brega. El resto, si no queda con heridas de gravedad, en una semana puede recuperarse y en quince días o un mes puede volver al ruedo. Al cumplir un año y medio, el gallo está listo para enfrentar sus primeros combates y la edad límite para luchar bordea los cinco años. Pueden llegan a pelear como máximo 30 veces en su vida o tal vez menos. “Hay gallos que llegado un momento no quieren pelear más”, explica. “O también puede que un peleador de muchas condiciones sea resguardado para usarlo como reproductor y generar una estirpe de buenos gladiadores”.

La crianza tiene que ser completa: alimento balanceado con distinto tipos de grano y hasta vitaminas si es necesario. También existe la preparación física: los hacen correr en arena o los cuelgan para que fortalezcan sus alas. Eso no significa que los criadores quieran recuperar la inversión en el ruedo, porque las peleas “son carísimas para el que tiene un gallo. No se gana plata, más bien se pierde porque cuesta mantenerlo y se juega muy poco”, dice Hugo Mozó, criador ariqueño con más de 50 años en el rubro.



¿NO CANTA GARDEL?

Las cerca de 500 mil personas que viven alrededor de las peleas de gallos (entre galleros, criadores y aficionados) no esconden que las apuestas están detrás, ni se espantan por su ilegalidad. Primero porque lo ven como una simple tradición y segundo, porque aseguran que los montos son mínimos. Una pelea no supera los 30 mil pesos entre las partes –sin contar las apuestas del público - y “nadie se hace rico con ellas”.

Donde sí se puede contar más plata es con la venta de los ejemplares, cuyo valor depende de su historial en el ruedo. Un gallo que no ha peleado nunca puede venderse en 10 mil pesos, pero uno conocido por sus victorias, alcanza los $ 500 mil.



Carlos vendió un reproductor en 300 dólares luego de un campeonato internacional en Perú. En su caso, le gusta experimentar, combinar sus aves buscando el gallo de mejores cualidades, tal como se hace en países donde las peleas están más desarrolladas como actividad. ¿Qué busca un gallero al echar sus aves al ruedo? “Que sea fuerte, vigoroso y que castigue”, dice Carlos, cual técnico pugilístico.

Las cifras de la actividad gallera en Chile ni se acercan a lo que sucede, por ejemplo, en Puerto Rico donde se trata de un espectáculo que mueve millones de dólares cada año. El año pasado en ese país se registraron 172.063 peleas y se estima que 1.268.000 personas asistieron a las galleras. La actividad genera importantes ingresos derivados principalmente por la venta de gallos y además por el cobro de boletos de entrada, inscripción de peleas, así como 80 mil empleos directos e indirectos y millones de dólares en apuestas.