¿EXISTIERON GALLOS EN AMERICA ANTES DEL ARRIBO DE LOS ESPAÑOLES?
Sabemos que Cristóbal Colón en su segundo viaje, embarca gallinas de las Islas Canarias.
La gran pregunta que queda pendiente es si las gallinas existían antes de que llegaran los españoles al continente.
Hay científicos que dicen que no se tiene ningún indicio en este sentido y que los primeros ejemplares, originarios de Persia o Ceilán, pudieron haber sido introducidos por los piratas europeos al principio de la conquista. Pero lo cierto es que no hay registros precolombinos sobre la gallina y tampoco se han encontrado restos fósiles que acrediten su existencia.
Pero se conservan escritos, que informan sobre la crianza de gallinas de una raza distinta a la europea, por parte de los indios Araucanos. Así el Rvdo. Padre Jesuita, José de Acosta, dice: “.. en efecto estas aves las había antes de ir los españoles y se denominaban “Gualpa” (cobarde) y al huevo “Ronto” (“Historia Natural y Moral de las Indias”, Sevilla, 1590). Sin embargo, nótese que estos artículos son casi 100 años posteriores a la llegada de los españoles, por lo que el Padre Jesuita, tuvo la información de segunda mano.
Por otro lado, en sentido contrario “Gonzalo Fernandez de Oviedo” en Historia General y Natural de las Indias, 1851-55, T.I Libro XIV-Capitulo 3, dice: “Gallinas como las de Castilla no las había ... pero de las que se han traído de España, se han hecho tantas, que en ninguna otra parte del mundo puede haber más.
Un sacerdote de nombre “Bernabé Cobo”, también trata el tema y lo aclara: “En algunas historias de Indias he leído ... que los indios ofrecían a los españoles ...gallinas... de donde podría inferir alguno que no se trajeron de España. Pero creer esto sería engaño, porque, aunque muchas veces hacen mención de gallinas, no se ha de entender que habían de las nuestras, sino de las de la tierra; porque en la Nueva España (América) suelen llamar gallinas a las Pavas de la tierra”. (El Pavo o Guajalote era americano), también los nativos criaban patos, sobre todo el llamado Pato Criollo (Cairina moschata).
Los mapuches-araucanos; también tienen algunas historias, que indudablemente son producto de fantasías: una de ellas es que estas aves carecen de cola, para que los zorros no puedan atraparlas asiéndolas de estos apéndices.
Pero no solamente los indígenas son afectos a los mitos: también he leído en las notas de un veterinario del Ejército Chileno, de apellido Bustos, que había dos razas (que son los dos tipos existentes) y que una pertenecía al Cacique “Quiñenao”a quien le agradaban las gallinas sin cola (¿para salvarlas de los zorros?) y la otra, al Cacique “Michiqueo – Toro – Mellín”, quien era dueño de gallinas que tenían aretes a ambos lados de la cabeza.
No puedo desmentir esta historia, pero conociendo la idiosincrasia de hijos de esta parte de América, desde el norte al sur, y habiendo tenido contacto personal con ellos, por mis contínuas expediciones en busca de ciervos y otras piezas de caza mayor, honestamente, no me imagino a un Cacique Araucano, verdadero “Señor de la Guerra”, criando gallinas o moliendo maíz para los pollitos. No lo hacen hoy sus descendientes, ya “contaminados” por nuestra cultura, sin preocupaciones referentes a las batallas, a las sequías, a la posibilidad de caza; y menos lo harían sus mayores.
He adelantado que existen quienes dan por cierta la existencia de gallinas en América antes de que llegaran los europeos a estas playas.
Esta postura puede ser cierta, si aceptamos que fueron introducidas desde Polinesia, pero creo que no es exacto, afirmar que tienen su origen en el Nuevo Mundo, de un tronco autóctono y distinto al de los del gallo doméstico que conocemos.
Voy a exponer mis razones:
1) Las gallinas Araucanas, se cruzan con toda facilidad con cualquier casta considerada Europea, por hablar de las más modernas logradas para carne y huevo. Y lo digo, recalcando, con facilidad, pues no ocurre lo mismo en algunas aves canoras, como el Tarín de Venezuela (“Spinus Cucullata”, “Red Siskin of Northern South America”), Negrillo Boliviano (“Spinus Atratus”) o el Cabecita Negra de Argentina (“Spinus Magallanicus”), que sí se cruzan con el Canario Europeo (“Serinus Canarius Canarius), pero los hijos son en gran porcentaje híbridos infértiles. En el caso de las gallinas que tratamos, la totalidad de los hijos son fértiles, y la producción de nacimientos es igual o mayor que los logrados cruzando razas puras.
Destaco, que por lo general, las especies americanas, no se cruzan naturalmente con las del viejo mundo, y en su caso, hay hibridación, resultando muchos de los productos, francamente infértiles.
2) Un gallo de raza Araucana, puesto con hembras de su estirpe y de otras como Rhode Island, New Ampshire, Leghorn y aún Aseel, Malayo o Combatiente Español; no distinguirá entre ellas y fecundará a todas.
Por el contrario, tanto el Canario, Tarín o Cabecita Negra, teniendo a disposición hembras de su linaje, muy dificilmente, por no decir nunca, buscará a las de ajeno, incluso estando genéticamente emparentado.
3) Si la gallina Araucana doméstica, es nativa de América, forzosamente deberá tener su antecesor salvaje, o al menos debería haber noticias del mismo. Pero lo cierto es que en América el género Gallus, no está representado por ave alguna.
4) Para probar lo que afirmo en el punto 3°, me voy a remitir a la bibliografía específica que se ha elaborado en mi país, sus autores son prestigiosos ornitólogos, citados mundialmente como autoridades en el tema de las “Aves Argentinas y Sudamericanas”.
Los más importantes libros que se han escrito sobre las aves de esta zona, clasificándolas y enumerándolas en una lista sistemática son: “Las aves Sudamericanas” de Claes Chr, Olrog – Tomo primero- Universidad Nacional de Tucumán – 1968. “Las aves Argentinas – Una guía de campo” de Claes Chr. Olrog – Universidad Nacional de Tucumán “Instituto Miguel Lillo” – Tucumán, República Argentina 1959. “Las aves Argentinas” de igual autor – segunda edición 1995 – Editorial El Ateneo –Buenos Aires. “Guía para la identificación de las aves de Argentina y Uruguay” de T.Narosky y D. Yzurieta – Asociación Ornitológica del Plata – Vázquez Mazzini Editores 1999. Esta bibliografía, fue indagada detenidamente antes de escribir el presente trabajo.
En uno de estos libros sobre aves de toda Sudamérica, al tratar la familia Phasanidae, que es la que agrupa a los gallos salvajes y domésticos, se lee: “Aves gallináceas, en nuestra zona hay pocas y no muy variadas. Las especies sudamericanas son chicas, redondas y con colas muy cortas. Las tallas son realmente chicas.”
Seguidamente el libro enumera catorce especies autóctonas y una introducida. Todas pertenecen al grupo de codornices y perdices (Quail and Partridges), y ninguna a las gallinas que conocemos. (Las aves Sudamericanas” – Olrog, pág. 164)
5) Creo que mi razonamiento es absolutamente lógico: si en los libros especializados, que han descrito todas las aves de este extremo de América, no se nombra al gallo Araucano, ni a ningún antecesor silvestre, es porque ancestralmente nativos o autóctono, no existen ni existieron. Hay que tener en cuenta que los trabajos que menciono, son fruto de una exhaustiva investigación, y están basados en otros anteriores; con esto pretendo significar, que no son obra de “improvisados”.
Tanta es la versación y dedicación de los autores, que en las últimas ediciones se agregan aves que en el país, se han afincado y reproducido en libertad muy recientemente, siendo oriundas de Europa, como puede ser el Jilguero Español (Carduelis Carduelis) que proliferó en la República Oriental de Uruguay y en las márgenes argentinas del Río de la Plata, merced a alguien que puso en libertad, algunos ejemplares importados.
Quiero expresar, que no se les pasaría por alto algo tan importante como podrá ser, una gallina netamente americana.
MI POSICION:
Después de estudiar varios años este tema, que me inquietaba, he llegado a las siguientes conclusiones:
a) La raza Araucana, tiene exactamente igual origen que todas las pertenecientes al género Gallus. Esto está probado por la posibilidad de criar hijos fértiles al cruzarlas con otras razas. Y aún más, abriendo la afinidad a la que estuvieron sometidas por el aislamiento, se elimina el gen letal y la proporción de nacimientos es muy superior.
b) El color de la cáscara de sus huevos, se debe a una mutación, que posiblemente, por una consanguinidad cerrada, se fijó al no ser desfavorable. El color no es privativo de la raza “en pureza”, y por el contrario es un gen fácilmente transmisible: hay gallinas en zonas rurales de Argentina, sin raza definida, que ponen huevos de color azul pálido o verdosos. Lo dicho sirve para la ausencia de rabadilla. Los aretes, al ser una malformación, producen en pureza la muerte del embrión. Es un gen letal, o sea desfavorable. Por eso es necesario el cruzamiento con otras sin esa particularidad.
c) Es altamente improbable que los hombres que entraron hace 10.000 ó 15.000 años por el Estrecho de Bering, llevaran gallinas en su viaje, considerando el clima riguroso y lo incierto de su destino, pues no trajeron animales más resistentes y útiles como podrían haber sido los caballos. Además por esa época, se cree que la domesticación de especies silvestres, aún no había sido lograda por el humano.
d) Si aceptamos la posibilidad de que algunos hombres, desde Polinesia llegaran en balsas o canoas hasta las costas de Chile, también es improbable que llevaran gallinas a través de varios miles de kilómetros de navegación en balsa. Pero en éste hipotético y poco probable caso, sería la posición más aceptable para admitir la existencia de gallináceos en América, antes de los españoles. Lo que no implica que tuvieran principio en nuestro continente, sino que siendo originarios de Oriente, y descendientes del Gallus Gallus, como todos los ejemplares del género, fueron trasladadas por los Polinesios.
En definitiva, descartando las posibilidades remotas que enuncié, estoy convencido de:
- Que las “Araucanas” descienden de gallinas introducidas a América, por navegantes europeos, y su origen es idéntico a las de otras razas conocidas.
- Que este afincamiento se realizó desde el Océano Pacífico y que, por la zona sur de Chile – muy fría, peligrosa y hostil, hubo poco intercambio o posibilidad de cruzamiento con nuevas sangres.
- Que consecuentemente, se hicieron bastante homogéneas, fijando características como el color de sus huevos, entre otras que ya señalamos